
En esta ocasión no hay peros que valgan. Habrá que reconocer que el piloto inglés ha sido mejor, o que al menos, ha tenido todo de cara para ganar. Lamentarse sirve de poco o de nada, a estas alturas, solo para incentivar a la prensa británica a cargar más fuerte sobre la imagen del bicampeón español. Nadie sabrá qué hubiera sido de Hamilton sin ese apoyo incondicional de su escudería, de Ron Dennis. Si hubiera conseguido estar donde está sin estudiar la telimetría de su compañero de equipo o si la suerte no lo hubiera dado un pase vip de temporada. En estos momentos es el virtual campeón del Mundo de la Fórmula Uno, y se tiene que digerir.
Digerir porque los defensores de Fernando Alonso, quizás por no ser del todo objetivos, hemos visto que el español podría haber revalidado su título en circunstancias muy diferentes a las que se han dado. El 'nano' le enseñó los dientes a Hamilton, pero el encontronazo con Vettel fue suficiente para abandonar. Ahora sólo cabe pensar en algo parecido a un milagro. No firmo nada, pero Raikkonen está muy cerca y la escudería británica no se juega nada en el Mundial de Constructores. Caer a la tercera plaza engrandecería el triunfo del piloto inglés y añadiría un motivo más a la lista para justificar la 'salida forzada' del español de McLaren.
