La salida que más ha sonado en las últimas semanas ha sido su vuelta a Renault, donde Flavio Briatore le espera con los brazos abiertos. Pero la escudería francesa no ha pasado por un buen año, quedando séptimo y octavo sus dos pilotos, Heikki Kovalainen y Giancarlo Fisichella. La pérdida de muchos partocinadores tras la marcha de Alonso a McLaren y la floja actual temporada ha mermado en demasía a una escudería que lideró el Mundial de Constructores en los últimos dos años. Su problema de pneumáticos, en su adaptación a Bridgestone, no acaban de convencer al español para dar el paso y regresar a la marca donde se coronó como piloto.

Toyota ha sido el otro nombre vinculado al futuro del bicampeón del Mundo. Tras la renovación de Massa con Ferrari hasta 2010, parece que la marca japonesa puede ser otra de las salidas para Fernando. Además, la posible despedida del hermanísimo Ralf Schumacher de la Fórmula Uno (aunque ya se ha confirmado su desvinculación con la escudería nipona), abre las puertas a un Fernando que, a pesar de recibir una suculenta oferta, tampoco acaba de ver con buenos ojos esta opción. Su promesa de fabricar un monoplaza con futuro se contradice con el papel que el alemán y Jarno Trulli han realizado durante esta temporada. Así pues, el dilema de Alonso se magnifica. Sus opciones de pilotar un monoplaza con aspiraciones al título se reducen si su opción es ser liberado por la marca de Ron Dennis. Por ello, el guaje parece más dispuesto a sufrir un año más de tortura junto a Lewis Hamilton que quedarse sin aspiraciones a ampliar a tres sus títulos mundiales.