
A Ronaldinho Gaúcho, como estrella mediática que es, parece que también le está afectando ese 'virus' que ataca a las grandes figuras cuando sus carreras comienzan a encarrilar el tramo final. Su liderazgo en PSG y Barcelona son inapelables. Su talento para el balompié no se puede discutir. Su actual rendimiento y actitud, sí. Camino de sus 28 años (los cumplirá en Marzo), el 10 del Barça es portada de los rotativos deportivos más importantes del mundo no por su actuación del pasado sábado ante el Sevilla, donde no entró en la convocatoria. Su presunta lesión y su decisión de 'esconderse' en el gimnasio del club han sido objeto de críticas en las últiamas semanas.
Ese virus, llamémosle virus galáctico, ha comenzado a apoderarse del buque insignia del barcelonismo de los últimos años. Su ambición, su eterna sonrisa, su liderazgo han desaparecido y la catedral azulgrana ya ha comenzado a etiquetar a Lionel Messi como su nuevo líder. Ronaldinho ha perdido crédito dentro del vestuario, y la prensa ya empieza a ponerle precio a su salida. Sus presuntas salidas nocturnas, saltándose el código interno del club y que le podrían estar afectando en su rendimiento de juego, han sido una de las causas para que el astro brasileño tenga un pie fuera de la disciplina azulgrana. Fue cambiado en el Reyno de Navarra, en el Camp Nou ante el Olympique de Lyón, no entró en la convocatoria ante el Sevilla y es seria duda para el encuentro de mañana ante el Zaragoza. Solo él sabe dónde apunta su futuro.