Y es que en la primera mitad, salvo las travesuras de Messi y el autogol firmado por Clerc, el Barça ni se acercó a lo que fue. El campeón europeo del 2005 sucumbía ante un rocoso Lyón que tampoco dejó la esencia que todavía recuerdan algunos en el Bernabéu. Sí es verdad que las bajas del guardameta Coupet y Cris en defensa y la de Fred en la delantera les hizo jugar en el Camp Nou a la defensiva. Pero ni siquiera el cerebro del equipo, Juninho Pernambucano, hizo alardes de su gran talento. Y en la segunda mitad, más de lo mismo. Los azulgranas casi duermen a su Catedral, que despertó sobre el minuto 66 para despedir entre aplausos y gritos a su estrella mediática Ronaldinho. O quizás los aplausos fueran dirigidos a Rijkaard por el cambio.

La entrada de Iniesta revolucionó el encuentro. Encontró los huecos para espabilar a un desengrasado Messi, que colocó el 2-0 de la tranquilidad cuando el rún-rún del Camp Nou era ensordecedor. Mejor pinta tuvo cuando el Barça cuando entraron en juego Giovani y Bojan. Los chavales debutaron en Liga de Campeones de la mejor forma. Dieron una lección de velocidad y el carioca fue el que arrancó la jugada del tercer gol. Sin duda, a Rijkaard le acompañó la suerte con los cambios y salvó la cabeza en el debut europeo. Rijkaard 1, Laporta 0. El próximo round, Barcelona-Sevilla.