Tras la noticia de hace tan sólo unos días de la descalificación de Vinokurov por su presunto dopaje (transfusión de sangre homóloga, de otra persona), el ciclismo vuelve a teñirse de negro tras la retirada del corredor danés, que había sorprendido a todos por su remontada épica (a lo Landis), habiéndose impuesto una jornada antes en la etapa disputada entre Foix y Loudenvielle de manera espectacular y dejando sentenciado, prácticamente, el Tour. Son muchos nombres de gran talla los que han sido manchados con la tinta negra del dopaje, que sigue perjudicando al ciclismo acutal, empañado por esta sucia jugada que apuestan algunos profesionales para palpar el sabor de la gloria, aunque sea por una vez.

Lo único que podemos extaer de positivo es que, debido a la retirada de Rasmussen, el nuevo maillot amarillo es el español Alberto Contador, que a falta de tres etapas para el final de la carrera, es líder del Tour con 1'53'' de ventaja respecto a su perseguidor, Cadel Evans. Además, con acciones como las del equipo Rabobank con su líder, se abre una pequeña brecha de esperanza, de que el ciclismo vaya a mejor cada día y se pueda eliminar la suciedad de la trampa y los casos de dopaje que empañan tanto este deporte. Quizás dentro de un tiempo podamos disfrutar de un ciclismo limpio y podamos ver a un español en lo alto del podio sin tener que esperar a que se le retire el título de campeón a un 'dopado' (Floyd Landis) o que un equipo retire de escena a su corredor por presunto fraude relacionado con la misma trampa.