
El Sevilla, que debía remotar el 1-0 de la ida, se impuso con claridad a Osasuna, que en los noventa minutos sólo disparó en dos ocasiones a portería. Luis Fabiano empató la eliminatoria y Renato certificó el pase a la final de Glasgow. Los de Ziganda nada pudieron hacer ante la superioridad del vigente campeón, que dispuso de varias ocasiones para abultar más el resultado. Pero sin duda, lo mejor del encuentro llegó en el pitido final. Tras las felicitaciones, los gritos de júbilo y los abrazos, los aficionados del Sánchez Pizjuán corearon bajo la oscuridad hispalense el nombre del otro conjunto español que se ha quedado a las puertas de la final: "Osasuna, Osasuna". Un bonito gesto para despedir de la competición a un equipo que lo dio todo hasta el final.

Y en Alemania, el canguelo por el recuerdo de 19 años atrás no llegó a más que eso, un pequeño susto. El gol tempranero de Almeida (4') despertó el fantasma de la final del '88, pero en esta ocasión, el Espanyol superó sus miedos y de nuevo Coro, el hombre-gol de los grandes momentos, puso las tablas en el marcador, lo que obligaba a los germanos ha marcar cuatro tantos más (50'). El ex del Athletic, Jesús María Lacruz, remató una faena merecedora del rabo y las dos orejas. Una gesta que podría culminar en la adquisición del primer título europeo del Espanyol. Ahora sólo le separan unos días. Y todo un Sevilla, que ya sueña con un posible 'triplete'.