16 de mayo de 2007

El Sevilla se corona ante un excelente Espanyol

Sin duda el partido de Glasgow se recordará por ser una de las mejores finales de la historia de la Copa de la UEFA. Sevilla y Espanyol han ofrecido un espectáculo futbolístico impecable, un partido de calidad ofensiva, de una gran estrategia defensiva, de nervios, de fuerza, de pasión. El cuadro andaluz presidido por José María del Nido se ha adjudicado su segunda UEFA de su historia, la segunda consecutiva, confirmando que este Sevilla ya es un grande. Pero nada tiene que envidiar el Espanyol, que a pesar de no levantar el trofeo, se marcha de la ciudad escocesa como un auténtico campeón.



La final prometía, y mucho, un gran espectáculo del fútbol. Una final de la UEFA española sin precedentes, entre un equipo luchador y con garra, el Espanyol, invicto en la competición europea y sediento de venganza con la historia; y un conjunto que ha demostrado su poderío en esta temporada y que se ha llevado de Glasgow un premio merecido, eso sí, sufriendo.



Un encuentro rápido, ágil, con ritmo, divertido. Un partido de gran fútbol. Así se podría caracterizar esta final de la UEFA. Adriano adelantó al cuadro hispalense tras una gran asistencia del guardameta Palop. Pero pronto el Espanyol tomó el mando del partido y Riera se encargó de colocar las tablas en el luminoso de Hampden Park antes de la media hora de partido. Los hombres de Ernesto Valverde sorprendieron al tomar la posesión de un esférico que poco vio el Sevilla en el resto de la primera mitad. Con criterio dominaron varios minutos los blanquiazules al conjunto que defendía título, pero el técnico sevillista Juande Ramos jugó bien sus cartas y colocó a Jesús Navas al inicio del segundo periodo, que ofreció a los de Nervión algo más de criterio en el centro del campo.



El partido se desequilibró en el minuto 68. Moisés Hurtado veía la segunda tarjeta amarilla y la consecuente cartulina roja, dejando al Espanyol con medio depósito. El motor ya no engrasaba como en la primera mitad y el Sevilla comenzó a crear las ocasiones más claras. Pero el portero españolista Gorka, y todo el Espanyol en general, hicieron un esfuerzo bárbaro para mantener el empate, que les permitía soñar con algún contragolpe y llevarse el partido. Con diez aguantó el Espanyol hasta casi el final de la primera mitad de la prórroga. Kanouté enviaba el esférico de la final dentro de las mallas de Gorka en el 105', alejando el sueño perico. La grada, que no dejó de animar nunca, se vino abajo. La mitad, porque la otra no cesaba de botar celebrando un título que se rozaba con la yema de los dedos. Sólo había que mantener un resultado a favor quince minutos más, ante un equipo exhausto y con diez. Pero el balón rueda siempre hasta el último segundo.



El brasileño Jónatas devolvió la sonrisa al bando blanquiazul de la grada del Hampden Park. Medio mundo vivía una de las mejores finales que nos ha brindado la Copa de la UEFA. Dos equipos españoles dejaban el listón en lo más alto, para que luego se dude de la categoría del fútbol de nuestro país. Final del tiempo extendido, y llegaba la lotería de los penalties. Los pericos con la cabeza alta, después de aguantar más de 50 minutos con diez, ante el vigente campeón de la competición. Como héroes.



Pero el verdadero héroe estaba por llegar. La tanda de penalties se desequilibró en los dos primeros lanzamientos. Kanouté transformó su pena máxima, pero Luís García se topó con el valenciano Palop bajo los palos, que detuvo hasta tres penalties, consiguiendo para su equipo su tercer trofeo europeo. El Espanyol puede marcharse orgulloso, tras una gran batalla y una gran demostración de fútbol. Y del Sevilla qué decir... imparable e intratable.



La final de Glasgow deja un gran sabor de boca a todo aficionado al fútbol. Además de la competitividad sobre el terreno de juego, cabe aplaudir la actitud de los jugadores sobre el césped, de ambas aficiones en la grada y del gesto del Sevilla al final del encuentro, haciéndole un pasillo al Espanyol cuando éstos marchaban a recoger su premio de consolación. Bravo por una final histórica. Bravo por el Sevilla y el Espanyol. Y enhorabuena a los de Nervión.

Esto sí que es fútbol.