El Madrid está que echa chispas. Si hace una semana se hablaba de una crisis deportiva, por el bajo rendimiento que había mostrado el equipo, las dos derrotas consecutivas ante el Recre y el Deportivo, el adiós de Beckham y la posible marcha de Ronaldo, esta semana, los asuntos internos del club toman el protagonismo en las portadas de todos los diarios deportivos. El Madrid venció al Zaragoza dejando una esperanza de mejoría, pero en este club no puede reinar la armonía ni un solo día.
Desde que D. Ramón Calderón llegó a la presidencia del Real Madrid, muchos han sido los que le han acusado de mentiroso y de ‘bocazas’. Sus promesas electorales –Kaká, Cesc y Robben– jamás aterrizaron en la capital, por lo que Calderón ha sido cuestionado desde que las papeletas le dieron la victoria (que por otro lado, es un triunfo que todavía está en manos de la justicia). Su veteranía en el mundo de los negocios debería haberle enseñado que a veces es mejor mantener la boca cerrada. El mandatario de la casa blanca rajó sobre varios pesos pesados de la plantilla y los definió como unas personas "que no tienen cultura, sólo ego". No es que el presidente de una entidad como el Real Madrid no pueda tener una opinión propia, ni que no pueda expresarla ante unos estudiantes de quinto curso de Derecho en un acto privado, pero lo que sí es cierto es que el señor Calderón debería haber sido mucho más intelegante en un acto, que al fin y al cabo, sea privado o público, está en juego la imagen del Madrid. Debería haber pensado dos veces antes de enviar esos ‘piropos’.
No mucho tiempo atrás, el señor Calderón acusó al señor Florentino Pérez del declive del Real Madrid, provocado por su irremediable forma de dirigir el club. El poder que éste último tenía en el Madrid fue cuestionado hasta la saciedad, criticando el hecho de que fuera él quién tomara las decisiones del vestuario, tuviera la primera y última palabra en los fichajes y fuera, incluso, el que en ocasiones, realizara la lista de convocados para un partido. La ‘mano larga’ de Florentino fue uno de los blancos de la candidatura del señor Calderón, que se mostró a los socios como un simple "aficionado del Real Madrid" que derogaría en su director deportivo, Pedja Mijatovic, y su técnico, Fabio Capello, todas las funciones que en el mandato de Florentino Pérez eran controladas desde el departamento de Presidencia. Pero no todo es oro lo que reluce.
Está claro que una crisis que ya va por su cuarto año no se arregla con una simple victoria en el momento que más lo necesitaba el equipo. Siempre estarán esas ‘peinetas’ o esas ‘bocazas’ para que el Madrid sea portada no por su fútbol sino por el afán de una serie de personajes de destrozar la imagen del mejor club del siglo XX. D. Calderón, un consejo. La próxima vez que ‘raje’ del Madrid, mire de comprobar que no haya grabadoras bajo la almohada.